Para hacer este paté necesité:
175 gramos de mantequilla
300 gramos de hígado de pollo
Una cebolla
Un diente de ajo
Un chorro generoso de vino amontillado
Un poco de ketchup
Tomillo
Granos de pimienta
En una sartén puse a calentar 75 gramos de mantequilla y cuando se derritió añadí la cebolla muy picada y el ajo cortado en láminas. Esperé cuatro minutos y subí el fuego para incorporar los hígados de pollo (previamente los había limpiado con esmero para que no quedaran nervios). Dejé que se dorasen bien durante unos diez minutos y entonces añadí el vino y lo flambeé. Salpimenté, retiré del fuego y esperé a que se enfriase.
El siguiente paso fue triturar la mezcla junto a una cucharadita de ketchup y 50 gramos de mantequilla hasta obtener una pasta homogénea que coloqué en un cuenco plano. Unos diez minutos después ya estaba frío y con la consistencia deseada. Lo cubrí con granos de pimienta machacados y tomillo.
Para la cobertura, fundí con cuidado la mantequilla restante (50 gramos) y cubrí el paté con ella. Cuando se enfrió quedó con un bonito color crema.
El paté está más sabroso si se consume al día siguiente de prepararlo y se conserva bien en el frigo.
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