Hasta San Antón, Pascuas son.
Ya están las calabazas,
tururú,
pues al horno,
tururú, ru, ru,
al primero que llegue
se las entrego de
trompón.
Que bueno fuera,
tururú,
que bueno fuera,
tururú, ru, ru,
que llegara mi novio,
y se las diera, tururú.
Las protagonistas culinarias de la noche son las rosetas (palomitas de maíz) y la calabaza asada, así que no hay mejor día para preparar esta receta.
Compré una calabaza en mi puesto habitual del mercado ecológico mensual de la calle Gascona. Pesó 1,6 kg y la tuve asando en el horno durante una hora y cuarto a 180 grados. El resultado fue espectacular, ya que quedó blanda, dulce y jugosa.
Aunque sola estaba deliciosa, me di el capricho de servir una ración con un poquito de azúcar glass espolvoreado por encima y una cucharadita de miel.
Para completar la imagen jaenera, os dejo con unas rosetas, unas aceitunas de cornezuelo y una Alcázar bien fría.
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