Después de unos días sin acercarme al blog, hoy traigo una receta contundente de la mano de Gordon Ramsay. La publica en su libro de cocina casera y utiliza una carne (el cordero) que no es habitual en mi mesa pero que preparada así me encantó.
Los ingredientes que utilicé fueron:
- Medio kilo de carne de cordero troceada
- 200 gramos de bacon
- Una cebolla grande
- 100 gramos de cebollitas en vinagre
- Medio vasito de vino de Jerez
- Dos cucharaditas de azúcar
- Una rama de canela
- Una cucharadita de jengibre en polvo
- Dos cucharadas de dulce de membrillo
- Doce ciruelas pasas
- Medio litro de caldo de verduras
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta
Primero salpimenté la carne y la freí en mi olla de hierro fundido con un poco de aceite de oliva. La tuve dos o tres minutos por cada lado (los trozos no eran muy grandes) y la saqué a una fuente.
A continuación corté el bacon en tiras y lo puse en la olla con un poquito de aceite a fuego medio hasta que se doró. Añadí entonces la cebolla cortada en rodajas y las cebollitas en vinagre. Rehogué todo y cuando la cebolla comenzó a dorarse incorporé a la olla el azúcar y una pizca de sal y pimienta para caramelizar la cebolla. Por último añadí el vino blanco y dejé reducir hasta que quedó una salsa espesa.
A continuación corté el bacon en tiras y lo puse en la olla con un poquito de aceite a fuego medio hasta que se doró. Añadí entonces la cebolla cortada en rodajas y las cebollitas en vinagre. Rehogué todo y cuando la cebolla comenzó a dorarse incorporé a la olla el azúcar y una pizca de sal y pimienta para caramelizar la cebolla. Por último añadí el vino blanco y dejé reducir hasta que quedó una salsa espesa.
Volví a echar la carne a la olla y añadí el jengibre, la canela, el membrillo y la mitad de las ciruelas. Añadí el caldo de verduras y lo puse a cocer a fuego lento hasta que alcanzó el punto de ebullición. Entonces tapé la olla y la tuve una hora a fuego suave removiendo de vez en cuando. Pasado ese tiempo añadí el resto de las ciruelas y estuvo cociendo media hora más. En ese momento comprobé que el cordero estaba tierno así que rectifiqué de sal y listo.
Mientras la carne se guisaba, preparé unas patatas fritas para acompañarlo. Las corté en rodajas muy finas con ayuda de la mandolina y las freí en aceite muy caliente, con cuidado de que no se quemasen.
Las fui sacando a una fuente con papel absorbente y las serví en un cuenco junto a la carne.
Comentarios