Esta es una de mis recetas favoritas y un clásico en casa de mi madre: fácil de preparar y calentita para el invierno.
Los ingredientes que utilicé, para dos personas, fueron:
- Una patata grande
- Tres huevos
- Una taza de caldo de verduras
- Una diente de ajo
- Un puñadito de perejil
- Cuatro cucharadas de harina
- Unas hebras de azafrán
- Aceite de oliva virgen extra
Lo primero que hice fue cocer los huevos en un cazo con agua. Una vez que el agua comenzó a hervir, los tuve 10 minutos y los retiré para que se enfriaran y pelarlos mejor.
Mientras, pelé la patata y la corté en dados pequeños para freírlos en una sartén con abundante aceite de oliva. Cuando estuvieron dorados los retiré a un plato y reservé para utilizarlos como guarnición.
Cuando los huevos se enfriaron, los pelé y los corté por la mitad. Rebocé cada mitad con harina y las freí en una sartén con aceite de oliva hasta que se doraron. Una vez hechos, los saqué a un plato con papel absorbente para que escurriesen el exceso de grasa.
A continuación, machaqué el ajo pelado y el perejil en un mortero y eché la mezcla en una cazuela con un chorrito de aceite de oliva. La puse a calentar u n minuto con cuidado de no quemar el ajo y añadí el caldo de verduras y las hebras de azafrán. Cuando comenzó a hervir incorporé los huevos ya fritos y los dejé cocer cinco minutos más.
La harina del rebozado y la mezcla del mortero ayudan a espesar el caldo, pero no pasa nada si se añade una cucharadita de harina en el momento de freir el ajo y el perejil si queremos más espesor.
Una vez listos los huevos, los serví calientes acompañados de las patatas que había frito. ¡La salsa estaba para mojar!
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