Pocas cosas hay más tradicionales en la provincia de Jaén que los ochíos. En la capital y algunas zonas de la provincia son dulces con azúcar y en la comarca de La Loma (Úbeda, Baeza y alrededores) son salados con pimentón y aceite de oliva. Estos que veis aquí son los dulces, la merienda perfecta con una onza de chocolate.
Los ingredientes que utilicé fueron los siguientes:
- 250 gr. de harina de fuerza
- 125 ml. de agua
- 45 gr. de aceite de oliva virgen extra
- 12 gramos de levadura de panadero
- 37 gr. de azúcar
- Una cucharada de matalahúva
- Una cucharadita de sal
Lo primero que hice fue deshacer la levadura en el agua tibia (a unos 37º). Una vez estaba disuelta, añadí el azúcar, el aceite y la matalahúva y removí todo muy bien.
Coloqué esa mezcla en un cuenco grande e incorporé la harina y la sal y removí hasta integrar los ingredientes. Quedó una masa algo pegajosa, pero untándome unas gotas de aceite en las manos fue bastante manejable.
La dejé reposar en el cuenco tapada con un paño limpio dentro del horno (fresco y seco) para que no le diese el aire. Esperé 20 minutos y le di un primer amasado, doblándola sobre sí misma y presionando con la palma de la mano unas cuantas veces. La volví a dejar reposando en el cuenco dentro del horno (tapada con el paño) y repetí la misma operación pasados otros 20 minutos, la volví a guardar en el horno y a los siguientes 20 minutos volví a amasar por tercera vez.
A esas alturas la masa ya no estaba tan pegajosa y la volví a dejar en el horno, esta vez durante dos horas para que doblara su tamaño.
Pasadas las dos horas dividí la masa en cuatro trozos (aunque también puede dividirse en ocho si se quieren más pequeños) y les dí forma redonda y aplastada. Los coloqué en la bandeja de horno sobre papel vegetal, los cubrí de nuevo con el paño y esperé una media hora más para que siguiese haciendo efecto la levadura mientras precalentaba el horno a 200º.
Pasada esa media hora retiré el paño y cubrí de azúcar los ochíos. Bajé la temperatura del horno a 170º y los tuve horneando durante 20 minutos (aunque vigilando para que no se quemasen).
Los saqué y esperé a que se enfriasen un poco sobre la rejilla y los tomé con una onza de chocolate.
Comentarios
El té podría ser el acompañante perfecto para esa delicia. Su aroma y sabor complementan una amplia gama de sabores, elevando la experiencia gastronómica con cada sorbo.