Los ingredientes que utilicé fueron los siguientes:
Para la masa quebrada:
Además:
- 125 gr. de harina
- 75 gr. de mantequilla fría
- 50 ml. de agua
- Una pizca de sal
- Una cucharadita de azúcar
- 4 gr. de levadura de panadero
- 2 huevos
- 100 ml. de nata
- 10 espárragos verdes
- 50 gr. de jamón serrano
- Nuez moscada
- Sal
- Pimienta
Comencé preparando la masa. Corté la mantequilla en dados y la mezclé en un cuenco con la harina. Lo hice con los dedos, sin amasar muy fuerte, para que la mantequilla no se derritiese y quedara una masa arenosa.
Disolví la levadura en 10 ml. de agua tibia y la añadí, junto al resto del agua, a la mezcla de harina. Eché la sal y el azúcar y amasé hasta que los ingredientes quedaron integrados, formando una bola que se me pegaba un poco en los dedos.
Dejé la masa reposando una hora, tapada con un paño limpio.
Pasada la hora, la estiré muy bien con ayuda del rodillo y un poco de harina para que no se me pegase al extenderla. Forré con la masa el interior de una bandeja de horno, subiendo bien por las paredes para que al rellenar la quiche no se desbordase.
La metí en el horno a 160º durante 15 minutos, con cuidado de que no se dorase demasiado. Pasado ese tiempo la saqué para rellenarla.
Mientras se horneaba cocí los espárragos en agua con sal durante 10 minutos, para que quedasen crujientes, ya que terminarían de hacerse en el horno. Cuando estuvieron listos los reservé en un plato.
Batí los huevos, la nata, el jamón, la sal, la nuez moscada y la pimienta y rellené la quiche con la mezcla. Encima puse los espárragos y volví a meterla en el horno, a 200º, durante 20 minutos (de nuevo con cuidado para que no se quemase).
Una vez hecha, la saqué del horno, la desmoldé y esperé a que se enfriase un poco para tomarla templada.
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