Estamos
tan acostumbrados a la exageración (en la vajilla, en la decoración, en
el uniforme) que cuando encontramos una mesa limpia creemos que no pasa
nada. Pero si alguien se hubiese fijado en mí cuando ayer desarmé la
servilleta habría visto que el mantel se estremeció. Un latido delicado
que se repetía al alzar la copa, al retirar un plato, al recoger una
miga de pan.
Estamos tan
acostumbrados a la exageración (en el plato, en la estética, en la
técnica) que cuando encontramos una mesa limpia creemos que no pasa
nada. Pero si alguien se hubiese fijado en mí cuando ayer me levanté de
la silla habría visto que la madera crujió. Nada llamativo, apenas un
leve temblor, como la rama de un árbol cuando el pájaro echa a volar.
Ayer comí en Solana (Ampuero, Cantabria). Y si alguien se fijase hoy en mí vería que soy yo la que tiemblo.
El entorno
El menú
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Caviar de Ampuero
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Puerro tierno con sabayón de PX |
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Ensalada de bonito de temporada marinado
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Cocido montañés... esencia y alma
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Bacalao en texturas
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Jibión en su esencia
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Yema, champiñón silvestre, picasuelos y trufa
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Merluza y su colágeno marino
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Lomo de vaca IGP Cantabria y emulsión de su pasto
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Los postres
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Quesos del Valle en helado y texturizados con sopa de ruibarbo
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Sobao pasiego de toffee y helado de manzana asada
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La Bebida
Solana
La Bien Aparecida, 11
Ampuero (Cantabria)
942 67 67 18
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